viernes, 15 de octubre de 2010

DIA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN


EN EL DIA DE HOY SE REALIZAN REUNIONES, DISCURSOS Y PUBLICACIONES

Algunas personas se organizan y van a lo práctico. La idea surgió de Jorge Córdova y Alberto Ponte, los Ing. agrónomos, crear huertas escolares. 
Córdova relata cómo nació el proyecto: "Vimos que en las casas había tierra disponible y personas mayores que, de chicas, habían tenido huerta en sus casas, pero no tenían incorporada la cultura de trabajar la tierra". Cuando se desató la crisis de 2001 y vieron que mucha gente se volcaba a buscar alimentos en la basura, decidieron que era hora de arrancar.

Desde 2002 se instalaron en 28 colegios en la zona oeste del conurbano, y las huertas empezaron a multiplicarse en las casas de muchos de los 2500 alumnos a los que capacitaron.

LA DIGNIDAD DEL TRABAJO

Así comenzaron el trabajo en el tercer cordón del conurbano, en la zona más pobre y donde más se necesitaba una solución para el hambre. "Una huerta en el fondo de la casa trae muchos beneficios. No sólo aporta alimentos, sino que sostiene la dignidad de la familia, que puede comer de lo que ella misma produce", sostiene Punte. Un tercio de las huertas se encuentran en el partido de Merlo.

EL TRABAJO CREA LAZOS EN LA FAMILIA
"En la mujer genera un rol activo en materia de alimentación, y eso lo notan los chicos... Si ven que el padre sale a buscar trabajo y la madre produce comida, se crea una imagen positiva en los chicos", señala Córdova.
También encontraron un elemento valioso en esta actividad: los abuelos, habitualmente desplazados del centro de la familia, se revalorizaban pues podían transmitir los conocimientos sobre huertas que habían adquirido en su infancia o juventud.
"En los mayores, la huerta siempre está asociada a un momento de felicidad. Poder compartir estas experiencias con los nietos revaloriza a los abuelos y crea fuertes vínculos generacionales", destaca Córdova

No es un trabajo improvisado sino se trata de un plan de trabajo de 5 años que se cumple en etapas, comenzando por la escuela donde un ingeniero agrónomo de la Fundación Los Robles enseña a construir una huerta y con la ayuda de los maestros para su mantenimiento. Los alumnos que intervienen tiene entre 10 y 14 años.  La idea es que los alumnos vean el resultado satisfactorio de este trabajo y luego lo repliquen en sus casas. También realizan talleres para padres.

"Ese segundo año, además de llevar su cosecha al comedor de la escuela, la llevan a la cocina de su casa, y es increíble los efectos que eso produce en los chicos y en sus familias", dice Córdova.

Desde 2002 se instalaron en 28 colegios en la zona oeste del conurbano, y las huertas empezaron a multiplicarse en las casas de muchos de los 2500 alumnos a los que capacitaron.

Fuente: La Nación
Foto: Fundación Los Robles

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