sábado, 28 de enero de 2012

DESNUTRICIÓN DE CEREBROS

Las distintas mediciones que se han sucedido en los últimos tiempos respecto de la calidad educativa en la Argentina, no dejan de preocupar. Una evaluación, de la que participaron alumnos de tercer y sexto grado de 16 países de América Latina y el Caribe, que comenzó en 2008 y cuyos resultados se conocieron en junio del año pasado, permitieron establecer que los participantes argentinos tuvieron “fuertes problemas pedagógicos” en caligrafía, ortografía y composición de textos.

 Temas que coinciden con evaluaciones anteriores, las cuales determinaban que aspectos básicos de la educación, como reconocer el tópico de un texto o interpretar las reglas ortográficas en Lengua, o calcular, resolver ecuaciones con números enteros en Matemáticas, se encuentran en “terapia intensiva”, debido a que la gran mayoría de los chicos -algo más del 60%- no maneja ni medianamente esos saberes.

Frente a ese panorama se sucedieron los inevitables cruces entre oficialismo y oposición, pero sin que se llegase a la raíz del problema, así como tampoco dio resultados el aumento -a casi el doble- del porcentaje de dinero que se destina a la Educación en el Presupuesto nacional.
Paralelamente se puso en discusión un aspecto que aún continúa en debate, relacionado con la necesidad de priorizar la inclusión del alumno por sobre la calidad educativa.

Más allá de las razones que aducen unos y otros y de las posibles soluciones a aplicar, valen las afirmaciones del ex secretario de Energía de la Nación y actual miembro de la Academia Nacional de Educación, Alieto Guadagni, quien destacó que cuando a la secretaria de Educación de Brasil se le consultó sobre si era necesario priorizar la inclusión por sobre la calidad, la respuesta fue contundente: “En Brasil no tenemos tiempo para perder y nos ocupamos de las dos cosas”.

Aseguró entonces Guadagni que Brasil, México y Chile han decidido avanzar en inclusión y en calidad por igual y que esos avances han generado que en lo que respecta al conocimiento de Matemáticas de niños de tercer grado, la Argentina ocupe el séptimo lugar, detrás de esos tres países y de Cuba, Uruguay y Costa Rica; y que en las evaluaciones mundiales nos encontremos muy lejos de lo ideal. Un retroceso importante con respecto a pocos años atrás, y ni que decir de los viejos tiempos en que nuestro país era el líder educativo indiscutible en todo el continente.

Al hacer referencia directa a la inclusión y al mantenimiento de los chicos en la escuela, se destaca que ese tema comienza por el calendario de clases, que contempla 205 días al año en Costa Rica; 200 en México, Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia; 190 en Chile y 185 en Uruguay. El calendario de la Argentina, en cambio es de apenas 180 días, de los cuales se cumplen efectivamente 170, con 4 horas diarias de clases, mientras en Chile los niños asisten a las escuelas con jornadas extendidas, lo que genera que un niño chileno reciba con respecto a uno argentino horas diarias de clases adicionales durante el ciclo primario, equivalentes a más de tres años de nuestro calendario.

También afirma Guadagni que mientras en otros países como Brasil y México los padres pueden conocer la medición de calidad de cada escuela y el cumplimiento de las metas, en la Argentina el artículo 97 de la ley de Educación prohíbe expresamente la difusión de los resultados por escuela.

La educación es un tema muy sensible porque están en juego nuestras futuras generaciones, por lo que el daño que producen los errores resulta irremediable. La dirigencia tiene la obligación ineludible de trabajar en conjunto, de dejar de lado las coyunturales diferencias y de actuar en consecuencia con el fin de congeniar la inclusión del alumno en la escuela, pero manteniendo a rajatabla la calidad educativa.

Fuente: Los Andes 


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