Comenzaron en 1997 y hoy son la fuente de trabajo de un centenar de familias. Por su tarea no reciben un peso. Ganan por la basura que venden.
la cooperativa de cartoneros El Ceibo, que trabaja en la zona de Palermo, fue seleccionada como uno de los cinco ganadores de un concurso internacional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que premia a proyectos sociales exitosos.
El galardón consiste en participar en la Feria de Conocimiento: Capacidad es Desarrollo, que se realiza en Marruecos. La elección del lugar no es casual: ese país está especialmente interesado en reinsertar a los ciudadanos más desprotegidos. Hasta allí viajó Cristina Lescano, la presidenta de la cooperativa, a explicar el proyecto de “separación de residuos sólidos en origen puerta a puerta”, que desde hace 13 años se aplica en la ciudad de Buenos Aires y con el que lograron nuclear alrededor de 100 familias que vivían en condiciones de riesgo.
Todo comenzó en 1997, cuando un pequeño grupo se propuso “dignificar la tarea del ciruja, básicamente dejar de revolver la basura en la calle” y le dio cuerpo a la figura del promotor ambiental, quien se encarga de capacitar a los vecinos para que el proceso de reciclaje comience por ellos con el compromiso de separar los “residuos secos” en sus viviendas. El promotor también acuerda el día y la hora en que el recuperador pasará a retirar la basura, que trasladará al galpón que en el barrio de Retiro funciona como centro de acopio. Allí clasifican los residuos para comercializarla a las empresas de reciclaje industrial. Con una flota compuesta por un camión y una camioneta, los trabajadores de El Ceibo recolectan por día unas 10 toneladas de papeles, plásticos, metales, aluminio, papel, cartón, trapos, vidrio, tetrabrick, ropa, muebles, electrodomésticos, entre otros, que aportan el tres por ciento a la suma total de basura reciclada en la ciudad.
Además de generar empleo autogestionado y salarios estables, realizamos una labor social y ambiental vital. Fomentamos el reciclaje de forma directa, así como el ahorro de energía y recursos no renovables. En muchos lugares del mundo, esta tarea es llevada a cabo por grandes empresas que le cobran importantísimas sumas de dinero a su gobierno. A nosotros nadie nos paga nada por el servicio”, dice la cooperativa en un comunicado en el que dio a conocer el premio que les dio la ONU. “Nos resulta alarmante que mientras en nuestro lugar de origen no se nos tiene en cuenta, una entidad como la ONU premie nuestra labor y nos invite a un evento internacional”, concluyeron.
Fuente: CRITICA
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